islas huérfanas y okupadas publicado en el Diario de Mallorca


La triste pérdida de un ilustre icono del regionalismo balear como lo fue, es y será don Pere Sampol, me impulsa a reflexionar sobre cómo este gran estadista se enfrentaría hoy al enorme reto que supone el actual contexto político y social que titula este artículo.
El INE determina que el 30% de los habitantes de nuestras islas son extranjeros, cada año 12.000 nuevos migrantes aumentan este porcentaje. Mallorca roza el millón de habitantes, no en vano en los últimos 10 años más de 130.000 migrantes se han convertido en residentes en las islas Baleares. Casi la mitad de los actuales residentes insulares no ha nacido aquí. Somos la Comunidad Autónoma más mestizada de toda España con el 47% de habitantes no natos en las islas y de mayoría extranjera.
Trato de imaginar qué nos diría Pere ante este escenario. ¿Qué opinaría sobre esta migración abusiva que colapsa y masifica nuestras islas? ¿Cómo pondría freno a las mafias de migración organizada que cada día inundan nuestras playas? ¿Cómo protegería nuestra tierra, los espacios públicos y la propiedad privada? ¿De qué manera defendería nuestra lengua en una isla de extranjeros? ¿Cómo lucharía por nuestra cultura y tradiciones si los mallorquines somos cada vez menos?
Estimado Señor Sampol, como gran defensor de Mallorca y de los mallorquines, le echamos mucho de menos.
Yo también me declaro regionalista, lo soy de mi padre y de mi madre, también de mis hermanos, de mi barrio, mis amigos y de mi colegio. Yo quiero ser autóctono, una persona con identidad propia y sentido de pertenencia. Quiero conocer y saludar a mis vecinos, sentirme seguro con todos ellos en el campo de fútbol, en el bar o en la plaza. Pere, te envidio porque en tus tiempos todo fue natural y sincero. Siento decírtelo, pero han arrasado con todo. De tu legado ya casi no queda nada. Sin mallorquines no hay lengua, no hay cultura ni tradición isleña. Todo se fue en una patera de ida y vuelta. Ahora todo es de todos: los idiomas, las casas, los servicios sociales, las religiones y todo lo demás. Madrid ordena y Baleares se desangra.
Allá donde estés no te voy a engañar. En la isla que tanto amaste no quedan mallorquines, ahora todos somos multirraciales, multicolores, multiculturales, multisexo, multilingües y analfabetos.
Ya no cuidamos del entorno, no pensamos ni discutimos. Desde Madrid nos dicen que somos tontos e improductivos, que mejor que no trabajemos y así nos darán una paga por no hacer nada. Son tiempos nuevos, donde no hay que esforzarse y mucho menos exigir o reivindicar en favor de los tuyos o de tu tierra. Siento decírtelo, pero los regionalistas se extinguieron.
Ya nadie habla de este archipiélago, de su lengua, de su ecosistema y tampoco de nuestra legítima herencia. En tu ausencia el Estado nos impele a renunciar a nuestra Compilación de Derecho Civil Balear y también a nuestra Ley de Sucesiones autóctona. Debo decirte, Pere, que en estas islas ya nadie conoce su Derecho Foral ni reclama sus derechos históricos. De hecho, cada día se okupan e inquiokupan casas y más casas, muchísimas y en todas las islas, pero como los de Madrid dicen que si son vulnerables no pasa nada, pues los pocos autóctonos que somos estamos calladitos, a ver si se pasa el mal rato.
Imagino que desde donde estés podrás comprobar que ya no somos llonguets ni pagessos y que nadie baila tus boleros. Los políticos ya no hablan de nosotros sino de los otros. Lo siento mucho muchísimo, pero de tu legado apenas queda nada.
Aquí ya nadie habla del hecho insular, de nuestro mar o de nuestra tierra, de los espacios naturales, de nuestra propiedad privada, del pueblo o de la pertenencia. Nadie se atreve a hablar, así es como dilapidan tu herencia.
Sin ti, Pere, nadie volverá a hablar del éxodo mallorquín fruto de la hambruna que sufrieron nuestros ancestros, allá en 1890. Sin ti nadie nos contará que las islas son limitadas y no aceptan los excesos. Dime qué opinas de que, desde Madrid, nos obliguen a ser islas masificadas y con fronteras abiertas a toda suerte de mafias.
Señor Sampol, debo reconocer cuánto lamento no haber llegado a escuchar lo que Ud., como líder regionalista, hubiera trasladado a las miles de familias que lo han perdido todo por culpa de un inquiokupa disfrazado o de un okupa que por no estar no está ni reconocido ni censado. Dígame, ¿quién ordena este desorden?
Ud. fue docto y un avanzado, por eso con o sin su ideario en común somos muchos los que ya le echamos de menos. Porque la tierra no tiene izquierdas ni derechas, tan sólo puntos cardinales que nos ayudan a organizar su legítima defensa. Ya solo somos el 50% pero aquí seguimos y si nos dejan aquí nos quedamos. Nos declaramos «mallorquines», pero es cierto que muy pronto ni en nuestra cuna seremos soberanos. Hemos muerto de éxito y nos han colonizado.
Ya nunca sabremos qué pensabas sobre este desgraciado y desagradable eclipse local, se apagó tu voz regionalista y ahora somos islas huérfanas y okupadas.
En mi opinión lo que importa no es el color político que uno proclama, sino el amor que uno emana por su tierra y por su gente. Confiemos que aún podamos recuperar, todos a una, el respeto por nuestras islas y aprender a defender lo que siempre fue nuestro para continuar con la labor de nuestros ancestros: transmitir a nuestros herederos su legítimo patrimonio y también nuestros valores, nuestras raíces y esa inconfundible esencia salada.
Adiós, Pere Sampol. Las islas te recuerdan.

