LAS ISLAS VULNERABLES

Ian Mateu • 22 de abril de 2025

Inseguridad jurídica: el enemigo silencioso del crecimiento económico


En el debate público sobre los grandes desafíos económicos de España, rara vez se menciona con la suficiente claridad uno de los factores que más daño está haciendo a nuestro modelo productivo: la creciente inseguridad jurídica. Este fenómeno, que avanza casi de forma silenciosa pero firme en estos últimos años, está erosionando con rapidez las bases sobre las que se ha sostenido buena parte del crecimiento económico español en las últimas décadas. Atraídos por su clima, su calidad de vida, su localización estratégica, la estabilidad dentro de la Unión Europea y un marco jurídico que garantizaba la propiedad privada, durante años nuestro país se había convertido en uno de los principales destinos para la inversión extranjera.

Sin embargo, en los últimos años este escenario ha cambiado radicalmente. La propiedad privada, tradicionalmente protegida en los países de nuestro entorno, se ha convertido en un bien cada vez más expuesto a vaivenes políticos y normativos, que han introducido un nivel de incertidumbre desconocido hasta ahora en España. La actual inseguridad jurídica, marcada por la proliferación de normativas intervencionistas en el mercado inmobiliario, las trabas a los desahucios incluso en situaciones flagrantes de impago, la aparición de la ambigua figura del vulnerable y el auge de las ocupaciones ilegales, todo ello amparado por una saturación desesperante de los procesos judiciales, están enviando un mensaje muy claro a los inversores: España ya no es un país seguro para invertir.

Y cuando el capital recibe ese mensaje, actúa en consecuencia. La inversión extranjera directa en el sector inmobiliario español cayó un 15% en 2023 respecto al año anterior, según datos del propio Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. No es un fenómeno aislado, sino una tendencia que empieza a consolidarse. Cuando la inversión se frena, no es solo un problema para inversores o constructores, sino que toda la cadena de valor se resiente. El resultado está a la vista: caída de la inversión, fuga de capital extranjero en favor de otros países, contracción de la oferta de vivienda y, paradójicamente, subida de precios.

Pero si hay un fenómeno que refleja de forma paradigmática la inseguridad jurídica en el sector inmobiliario español es el de las ocupaciones ilegales. Lo que en otros países de nuestro entorno se resuelve de manera rápida y eficiente, aquí se ha convertido en un auténtico calvario para los propietarios. Los procesos judiciales se alargan incluso años, y la protección al ocupante ha llegado a extremos incomprensibles desde el punto de vista de un sistema económico que históricamente se ha basado en el respeto a la propiedad privada para su estabilidad y desarrollo.


El binomio turístico-inmobiliario


España ha sostenido su crecimiento económico en las últimas décadas sobre dos pilares fundamentales: turismo e inmobiliario. Ambos sectores no son compartimentos estancos, están profundamente interrelacionados, y representan juntos cerca de un 25% del PIB, generando millones de empleos. Por ello, la inseguridad jurídica en el sector inmobiliario representa un grave obstáculo para el desarrollo sostenible de economías fuertemente dependientes del turismo.

La falta de seguridad jurídica no es, por tanto, un problema menor o aislado. Es un riesgo sistémico que pone en cuestión la sostenibilidad de nuestro modelo de crecimiento. La inestabilidad normativa, el intervencionismo desbordado y la falta de respeto a la propiedad privada están expulsando a los inversores, reduciendo la oferta de vivienda, alimentando la

economía sumergida, afectando al empleo y debilitando la imagen internacional de España como destino de inversión y turismo, en favor de otros destinos competidores.


La imagen internacional de un destino turístico se basa, entre otros factores, en la percepción de seguridad y calidad de vida. Las noticias sobre ocupaciones ilegales, la percepción negativa sobre la seguridad y el orden, o inacción de las autoridades proyectan una imagen negativa que puede afectar directamente a la captación de nuevas inversiones en nuestro país.

Un frenazo en el desarrollo de infraestructuras turísticas genera una oferta turística envejecida y menos atractiva, lo que reduce la capacidad de competir frente a destinos más modernos y seguros legalmente, y disminuye la afluencia de turistas, preocupados por posibles problemas legales o por el deterioro del entorno.


El turismo moderno depende en gran medida de la calidad de la infraestructura y servicios ofrecidos. Si la inseguridad jurídica paraliza el desarrollo o la renovación de la oferta turística, ésta se vuelve obsoleta frente a otros destinos, y esto lleva a una pérdida de competitividad regional frente a destinos que sí garantizan estabilidad legal y seguridad patrimonial.

Sin inversión, no hay renovación. Sin renovación, no hay competitividad. Y sin competitividad, el destino pierde atractivo.


Las Islas Baleares: las grandes damnificadas


En regiones tan dependientes del turismo como son las Islas Baleares, este fenómeno adquiere una dimensión aún más preocupante. Baleares es la comunidad autónoma con mayor dependencia del turismo en España, representando el 45% del PIB. Si a ello le sumamos el sector inmobiliario, estos dos motores económicos representan más del 65% para la economía balear.

En este contexto, los efectos que la inseguridad jurídica está generando sobre las Islas Baleares —como resultado del complejo entramado normativo estatal que está socavando de forma inusual el derecho a la propiedad privada— son casi tres veces más intensos que los que se observan en el conjunto de la economía española.

En consecuencia, la inseguridad jurídica para la propiedad privada representa una amenaza estructural para todo el modelo turístico balear. Hoteles, resorts, complejos residenciales turísticos, segundas residencias y servicios de infraestructura (centros comerciales, puertos deportivos, restaurantes, etc.) dependen de un marco legal claro, transparente y estable.

No olvidemos que el turismo residencial —más sensible aún si cabe a los efectos de la inseguridad jurídica inmobiliaria—, representa tradicionalmente una vertiente estratégica dentro del modelo turístico balear, un sector que complementa el turismo tradicional y que dinamiza de manera intensa el tejido económico local. El turismo residencial atrae a visitantes de poder adquisitivo medio-alto durante todo el año, dinamiza el sector inmobiliario e impulsa servicios vinculados de calidad, generando miles de puestos de trabajo. Se trata de un turista que no busca la masificación, en muchas ocasiones impulsa la revitalización de zonas rurales o menos saturadas, lo que lo convierte en un aliado perfecto para modelos de desarrollo turístico sostenible.

En definitiva, el llamado “turismo de calidad” no es una etiqueta vacía: se trata de un perfil de visitante que gasta más, permanece más tiempo, busca experiencias culturales y gastronómicas, valora la exclusividad y, sobre todo, exige un entorno ordenado, limpio, seguro y profesional. Pero este turista no tolera la inestabilidad. Cuando percibe desorden urbano, inseguridad

jurídica, cambios legislativos arbitrarios, conflictos sociales o degradación del entorno, simplemente cambia de destino.


Cuando un destino turístico pierde su atractivo para el visitante de calidad y al mismo tiempo se convierte en un territorio de residencia permanente para aquellos más vulnerables, el modelo económico empieza a mostrar grietas estructurales. La estacionalidad se acentúa, los ingresos fiscales se reducen, la imagen exterior se deteriora y los conflictos sociales aumentan. El destino se convierte, paulatinamente, en un espacio saturado, con una economía de bajo valor añadido, escasa cohesión social y limitada proyección futura.


Las Islas Baleares son, hoy por hoy, un claro ejemplo de este doble fenómeno en acción. Por un lado, un fuerte crecimiento de la población residente extranjera, aún atraída por las oportunidades de empleo rápido que ofrece una economía basada en los servicios —aunque estas sean en muchos casos precarias—, que han convertido a la región en un polo natural de atracción migratoria, especialmente para trabajadores de baja cualificación. Por otro lado, el socavamiento de la capacidad del destino para atraer y fidelizar el denominado “turismo de calidad”, que provoca una expulsión progresiva del visitante de mayor poder adquisitivo, que es precisamente el que genera mayor valor añadido, impulsa la inversión privada y eleva la recaudación fiscal. La pérdida de este segmento supone una reducción directa de la rentabilidad del sector turístico y una menor capacidad de reinversión en infraestructuras y servicios.


Si no se revierte esta tendencia, la economía balear —altamente dependiente del turismo— será la que en este caso se convertirá en vulnerable, perdiendo competitividad frente a otros destinos emergentes mejor posicionados. Amenazar estos sectores por un exceso de intervencionismo o por la falta de seguridad jurídica no es solo un error; es un riesgo estratégico.


Las Islas Baleares no pueden permitirse este lujo. Más que ninguna otra región, deben asumir un papel de liderazgo firme y decidido en la defensa del derecho de propiedad privada frente a las injerencias del Estado, sin ambigüedades ni concesiones. La seguridad jurídica no es una cuestión ideológica. Es una condición imprescindible para el progreso económico y social. No se trata de proteger solo al propietario o al inversor; se trata de proteger la economía en su conjunto. La sostenibilidad de la economía balear pasa necesariamente por garantizar este marco normativo estable, transparente y predecible para la recuperación de la confianza inversora.



Lo contrario es avanzar hacia un escenario de menor inversión, menor empleo, menor crecimiento y mayor conflicto social. En definitiva, cavar la tumba de un modelo económico que, con sus luces y sombras, ha permitido a las Islas Baleares prosperar en las últimas décadas. Y lo más preocupante es que, cuando los inversores y los turistas se van, volver a recuperarlos no es cuestión de meses, sino de generaciones.


Por Ian Mateu 4 de julio de 2025
En los últimos meses han cobrado mayor fuerza las voces que nos invitan a apostar por la compra de vivienda. Invertir en un piso que podamos asumir y huir así de la alternativa, cada vez más costosa y con una oferta al alcance de muy pocas personas, sobre todo en las grandes ciudades. En las capitales de las 52 provincias, el precio del alquiler se dispara a cifras desorbitadas. Un aumento del coste histórico que no parece tocar techo, nunca mejor dicho. Así, expertos como Gonzalo Bernardos explican cuáles son las principales ventajas de entrar como propietarios en el mercado inmobiliario. Es una encrucijada y un debate en el que se acumulan 'pros' y 'contras' , pero lo cierto es que para adquirir una hipoteca hay que haber llenado la hucha con una cantidad consistente que nos permita pagar las arras, la entrada y los gastos de gestoría e impuestos previos. Natalia de Santiago, experta en finanzas y ahorro, ha contestado a la gran pregunta en el podcast de Judith Tiral, 'Tenía la duda': "¿Alquilar es tirar el dinero?" . La ingeniera y financiera ha explicado cuál es su punto de vista en esta división de opiniones ante el oscuro panorama de la vivienda en España. Alquilar vs. comprar Asegura que le preguntan constantemente si alquilar es tirar el dinero y ella siempre responde lo mismo: "No. Alquilar no es tirar el dinero y qué gasto más noble hay que poner un techo sobre tu cabeza . Además, comprar no siempre es una buena inversión". Con estas palabras, Natalia de Santiago se opone a lo que muchos gurús financieros sostienen desde hace meses, sobre todo con el incremente del precio del alquiler y la bajada de los tipos de interés como alicientes en el contexto inmobiliario que tenemos en España. La ingeniera explica que "comprar compensa sobre todo a largo plazo , porque tú los primeros años que estás pagando tu hipoteca estás amortizando los gastos de más y los intereses de la hipoteca, porque los primeros años pagas más intereses de lo que reduces la deuda". El 'learning potential' Natalia de Santiago considera que la compra de vivienda puede rentabilizarse a largo plazo , porque si vendemos demasiado pronto el piso que hemos adquirido, no se recupera la inversión inicial. "Si vendes tras cinco años, en una situación normal igual no has compensado los gastos", apunta. "A corto plazo, si te vas a mudar o vas a tener un hijo , vives en un estudio y vas a necesitar algo más grande, puede compensar alquilar. No hay que demonizar el alquiler, para nada", continúa con su defensa, a la que le pone algún matiz. Para la experta, optar por el arrendamiento "se pone muy crudo de cara a la jubilación" , pero "cuando tú eres más joven tienes que maximizar tu capacidad de ganar dinero". De esta forma, hasta aproximadamente los 45 años, apostaríamos por lo que en inglés se conoce como el 'learning potential': "tu capacidad para generar ingresos". "Que tú dejes de montar un negocio o de irte a una ciudad en un trabajo que tenga mucha más proyección por tu casa puede ser una mala idea financieramente hablando. Eso sí, a partir de los 40 años , ya te lo tienes que plantear muy seriamente, porque una casa en propiedad puede ser una ventaja aplastante de cara a la jubilación" , advierte. Ahorrar con lo que podamos Judith Tiral le ha trasladado la preocupación de muchas personas que, con salarios bajos y teniendo que asumir gastos elevados, son incapaces de separar un dinero para ir haciendo colchón financiero. Con todo y con eso, Natalia de Santiago considera que "vale la pena ahorrar 50 euros al mes". Está claro que no siempre se va a poder meter en la hucha esa cantidad, más cuando hay meses que las facturas y necesidades suman más que lo que ganamos, pero hay que intentar generar ese ahorro con lo que podamos: "Es como lo que me pasa con el deporte, que como no puedo hacer una maratón al día no hago deporte". Así como encontramos alternativas ajustadas a nuestras posibilidades en otros escenarios y atendiendo a otras cuestiones, en este terreno ocurriría lo mismo, tal y como aconseja la experta: "Cada paso que haces es bueno y en finanzas pasa lo mismo. Es empezar poco a poco, porque son hábitos y hay que ir paso a paso".  "Hay que primar la flexibilidad , que la vida da muchas vueltas y hoy en día que va todo tan rápido y que todo cambia tanto, más", deja como consejo la ingeniera, que reconoce que uno de los errores que cometió fue "invertir mucho", ya que en un momento dado se quedó con poca liquidez.
Por Ian Mateu 4 de julio de 2025
Baleares ya roza los 3.000 inmigrantes ilegales llegados en patera en lo que va de 2025 tras la última oleada de cayucos durante la madrugada de este lunes cuando se han interceptado cinco embarcaciones con hasta 85 personas a bordo. En total, Baleares ha recibido en lo que va de año 2.953 inmigrantes ilegales, una cifra muy similar a las de la mitad del 2024, un año en el que se acabó rompiendo todos los récords de inmigración, creciendo hasta un 168% respecto al 2023 tras la llegada de 5.846 personas en 346 pateras. Harto de la inacción del Gobierno de España que encabeza el socialista Pedro Sánchez , el PP de Baleares ha iniciado una ofensiva en el Congreso para pedir explicaciones al Ejecutivo sobre el «drama humanitario » que se vive en las Islas en relación a la incesante llegada de pateras, donde sólo este fin de semana han llegado «jugándose la vida» hasta 171 inmigrantes ilegales . El diputado del PP por Baleares, José Vicente Marí Bosó , junto con el resto de parlamentarios nacionales de la formación azul, han exigido la comparecencia en la Cámara Baja de la secretaria de Estado de Seguridad, Aina Calvo ; la secretaria de Estado de Migraciones, Pilar Cancela , y del delegado del Gobierno en Balears, Alfonso Rodríguez . El diputado popular ha reprochado que «pese a la evidente consolidación, pese incluso la aparición de cadáveres maniatados, Sánchez y el PSOE sigan negando la existencia de la vía argelina de acceso irregular a nuestro país». En cuanto a Aina Calvo, Marí Bosó ha recordado que «durante su etapa de delegada del Gobierno en Balears no hizo nada y con ella se produjo el aumento injustificado de llegadas de inmigrantes irregulares entre 2019 y 2023. Un periodo en el que, pese a las advertencias del PP, las cifras de personas llegadas a nuestras costas se multiplicaron por diez ». Sobre Alfonso Rodríguez, el dirigente balear del PP ha cuestionado su diligencia ya que « va pegando broncas en los medios de comunicación, pero no asume la responsabilidad que debe, que es doble . Por un lado, la de actuar de una forma eficiente contra la inmigración ilegal y, por otro, la de tener a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en perfectas condiciones, con salarios dignos y con la insularidad reconocida para que puedan actuar con contundencia». Por otro lado, Marí Bosó también ha exigido la puesta en marcha de los medios materiales necesarios, entre los que ha destacado el SIVE de Formentera que «llevan años esperando que se instale». «El año pasado, más de 6.000 inmigrantes llegaron en pateras a nuestras costas y en 2025 llevamos el mismo camino. Más de 20 cadáveres aparecidos sólo en lo que va de año y recientemente hemos sabido que algunos de ellos de forma macabra . Es de una gravedad extrema que no se puede permitir y por eso pedimos la comparecencia de estos tres responsables o, mejor dicho, irresponsables. Sánchez espera a que el tema muera, pero no pasará, vamos a ser muy vigilantes y exigentes porque hablamos de vidas humanas», ha concluido. 
Por Ian Mateu 4 de julio de 2025
La Policía Nacional ha asestado un golpe a las redes de inmigración ilegal al detener a dos inmigrantes ilegales de origen argelino el 19 de junio de 2025 por pilotar una patera desde Argelia hasta Mallorca , cobrando a los ocupantes la suma de 9.500 euros por inmigrante. Según fuentes de la UCRIF (Unidad Central de Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental), estos traficantes no son novatos: han organizado múltiples entradas ilegales en el archipiélago balear este mismo año, aprovechándose de las fronteras permeables de España. Las detenciones, seguidas de prisión provisional, sacan a la luz las descaradas operaciones de las mafias de tráfico de personas que explotan la actual vulnerabilidad de Baleares. La patera, con 24 inmigrantes ilegales argelinos a bordo, llegó a Mallorca tras un trayecto de 42 horas. Cada pasajero pagó 9.500 euros, lo que reportó a los traficantes más de 228.000 euros en un solo viaje , una muestra clara de la enorme rentabilidad de este negocio ilícito. La Policía confirma que los detenidos forman parte de un grupo criminal organizado, con antecedentes de cruces similares en 2025, lo que pone de manifiesto el desafío persistente de desmantelar estas redes. Las Islas Baleares se han convertido en un imán para la inmigración ilegal, con casi 100 inmigrantes ilegales que desembarcaron en Cabrera y Formentera en menos de 24 horas el pasado 29 de junio de 2025. Las cifras oficiales revelan un aumento del 170% en las llegadas en 2024 , con 5.994 migrantes alcanzando las islas en casi 350 pateras. La ruta argelina a Baleares, ahora un corredor principal para los traficantes, se nutre de las políticas de deportación inconsistentes de España y la inercia burocrática de la UE, creando una puerta giratoria para las entradas ilegales. Esta afluencia descontrolada tensiona los recursos locales, sobrecarga a la Guardia Civil y a la Policía Nacional, y aviva la frustración en el archipiélago por la presión sobre los servicios públicos y las preocupaciones de seguridad.  Los 9.500 euros por inmigrante no son sólo una cifra: son el síntoma de un sistema fallido . Los traficantes operan con impunidad, envalentonados por la falta de medidas contundentes para asegurar las fronteras o sancionar eficazmente las entradas ilegales. Aunque las detenciones son un paso adelante, el enfoque de España —marcado por una cooperación internacional insuficiente y la reticencia a aplicar deportaciones— permite que estas mafias prosperen. Las Baleares, antaño un tranquilo paraíso turístico, son ahora la primera línea de esta crisis creciente en el área mediterránea de España, por delante de la zona de Levante y Almería.